¿Cómo entender el enfoque actual de la Educación Física en México?
Mtro. Miguel A. Dávila Sosa
Ciudad de México
Han pasado más de 20 años desde que se instauró en la formación inicial de las y los futuros docentes que estudian la Licenciatura en Educación Física en las escuelas normales, un cambio de paradigma que buscó reorientar la intervención pedagógica de la especialidad para encauzarla como práctica social que propicia la participación, la estimulación y la revalorización de la motricidad-corporeidad de niñas, niños y adolescentes en el país.
Este hecho marcó de manera contundente la concepción de nuestra profesión, al tiempo que influyó en la elaboración de los programas de estudio para la educación básica, dando paso a un proceso de reformulación del enfoque, contenidos, aprendizajes y propuestas didácticas que se impulsan desde la Educación Física (EF); el cual inició en la educación secundaria (2006), continuó en educación primaria (2009), posteriormente se reflejó en la articulación curricular de preescolar, primaria y secundaria (2011), y se concretó en un modelo educativo sostenido, integral y amplio, plasmado en el documento denominado Aprendizajes clave para la educación integral (2017).
Sin embargo, es preciso señalar que cada planteamiento, perspectiva y programa de la EF, ha sido diseñado con relación a su tiempo, contexto social y uso pedagógico; por ejemplo, hace algunas décadas se trató de privilegiar una visión del cuerpo como parte de un conjunto de estrategias dirigidas a la obediencia de alumnas y alumnos, lo que implicó una instrucción rigurosa basada en la subordinación y cumplimiento de indicaciones del profesor(a). Después, se veía al cuerpo desde una visión biomecánica, es decir, un organismo eminentemente biológico que funciona como una máquina y, por lo tanto, prevalecía el ejercicio físico como la más importante razón de ser (desarrollo de capacidades a partir de la repetición y mecanización del movimiento, como es el caso de las sentadillas, lagartijas, abdominales, etcétera).
Lo cierto es que la Secretaría de Educación Pública (SEP) en los últimos años, ha decidido enfatizar una formación integral que permite ofrecer a niñas, niños y adolescentes oportunidades para que adquieran los aprendizajes necesarios que les ayuden a comprender y afrontar los retos del mundo en el que se desenvuelven o como diría Bauman (2003) de una modernidad líquida. De tal forma que, dicha instancia asumió como una prioridad lograr una educación humanista y con sentido social, desde preescolar hasta secundaria.